¿Qué carrera profesional debo elegir?

La primera regla vikinga para construir tu carrera profesional no es nueva, se trata de la necesidad de "conocerse a uno mismo", concepto del que se hablaba en la Grecia Antigua (se dice que  estaba presente en el Templo de Apolo en Delfos).  Aplicado al mundo laboral, conocerse a uno mismo tiene dos vertientes: saber lo que te gusta y cuales son tus fortalezas. En los últimos años, una de las aproximaciones a este concepto es la de Ikigai que popularizó el World Economic Forum. 

1. Conoce lo que te gusta


La mayoría de los orientadores laborales destacan la importancia de trabajar en algo que te guste. La verdad es que es difícil no estar de acuerdo con esta afirmación, pero… ¿Qué significa trabajar en algo que te gusta? ¿Te tiene que gustar el contenido del trabajo? ¿Se refiere a la forma de vida que te permite llevar? ¿Quizás a ambas cosas a la vez?

El trabajo es una parte muy importante de nuestras vidas pero las motivaciones que hacen un trabajo atractivo son muy distintas para cada persona. Hay diversas teorías al respecto:  la clásica pirámide de Maslow, las motivaciones higiénicas y motivacionales de Herzberg, las necesidades de McClelland, etcétera. Para no complicar el tema, me apoyaré en una clasificación expuesta por Fishman en su artículo The war for Talent sobre las distintas motivaciones de las personas para trabajar que se pueden resumir en cuatro:

  1. Motivación por desarrollarse y buscar empresas en las que puedas aprender, tener un trabajo interesante y oportunidades de desarrollo.
  2. Motivación por ser retados, sintiéndose atraídos por el riesgo y por la retribución e influencia asociados al puesto que ocupan. 
  3. Motivación por mejorar el mundo y trabajar en empresas con misiones inspiracionales.
  4. Motivación por preservar el estilo de vida, atraídos por la flexibilidad, una apropiada ubicación o la posibilidad de conciliar su vida personal.
Esta distinción no hace más que poner de manifiesto la variedad de motivaciones que existen para las personas que integran el mercado laboral. Cada uno de nosotros damos una importancia diferente a cada factor. En general, es difícil encontrar un trabajo que cumpla con todas las motivaciones en su grado máximo a la vez. 

Cada uno de nosotros debemos conocer cuales de nuestras motivaciones nos satisfacen más y si es realista que podamos cumplir todas a la vez. Desgraciadamente, hay varios de los elementos mencionados que tienen en circunstancias normales una correlación inversa, de forma que es inevitable tener que elegir. El objetivo es conocer nuestras motivaciones y ordenarlas para poder orientar nuestra profesión en función de nuestras preferencias en la medida de lo posible.

2. Descubre lo que se te da bien

Hablando de nuestro perfil profesional, cada uno tenemos puntos fuertes y débiles. La competitividad del mercado laboral actual nos exige aprovechar nuestras virtudes. Por ejemplo, muchos niños sueñan con ser  jugadores profesionales de fútbol, baloncesto, tenis o cualquier otro deporte. Sin embargo, sólo unos pocos pueden alcanzar un nivel de competitividad que les permite ganarse la vida como deportistas profesionales. 

Saber cuales son nuestras fortalezas y debilidades es fundamental para elegir bien nuestra profesión. Se dice que nuestra vocación es el lugar dónde se juntan nuestro talento y lo que el mundo necesita (no he logrado encontrar la cita exacta aunque en este enlace encontráis una discusión sobre este tema).

En resumen, se trata de entender hasta qué punto podemos conciliar lo que nos gusta y hacemos bien, con lo que podemos aportar o lo que el mercado laboral demanda. En la próxima entrada terminaré de comentar este tema, poniendo énfasis en las necesidades del mercado.

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